La responsabilidad no es opinable

Entendemos por Gobierno un conjunto de personas y organismos que gobiernan o dirigen una división político-administrativa de forma coordinada. Curiosamente en España hay divisiones fuera de lugar en temas que no son opinables. No es la primera vez que desde Unidas Podemos se enfrentan a Sánchez por las políticas de defensas y sobre nuestro papel en la OTAN. El ejemplo más claro de la falta de responsabilidad de la formación morada fue el retraso de España en el envío de armas a Ucrania por capricho de estos.

FUENTE: EFE

El último plantón de Podemos sucedió hace dos semanas cuando se desmarcó del acto de 40º aniversario del ingreso de España en la Alianza Atlántica. Yolanda Díaz era la única invitada de Podemos por su pertenencia al Consejo de Seguridad Nacional, pero no asistió por una “cita médica” según las fuentes oficiales, pero que va en línea con los planteamientos y actitudes de Podemos respecto a nuestro papel en el apoyo a Ucrania.

Estas actitudes de Podemos solo perjudican la imagen del país de puertas para afuera de forma previa al encuentro que tendrá lugar en Madrid a finales de este mes. Lo extraordinario de esta situación es que jamás un gobierno miembro de la OTAN ha estado tan dentro y tan fuera al mismo tiempo.

El discurso de Podemos es inaudito ya no solo por la situación en Europa, sino por esa simple defensa de ‘la paz’ y ‘la diplomacia’ como vía para poner fin a la guerra en Ucrania. Una cosa no quita la otra y más cuando la OTAN es un instrumento de garantías de los elementos anteriores. Ver “lógico”, como han dicho desde la formación, ausentarse de un acto tan importante o considerar al organismo “un instrumento de guerra”, como dijo el ministro Garzón, es algo que se observa con preocupación en el exterior. Luego al Gobierno le extrañarán ciertas decisiones de organismos internacionales mientras Sánchez se jacta de tener un “equipazo”.

Por tanto, es curioso que la visión de Podemos y de la OTAN en el fondo estén unidas. Paz y Diplomacia son dos conceptos que la Alianza Atlántica lleva consigo desde el primer día. Podemos no tiene discurso, por más que Yolanda Díaz se ocupe en tratar de enmendar los errores de sus compañeros y suyos propios.

En esta tesitura, los movimientos de la extrema izquierda no hacen más que debilitar la ya mala imagen que en el exterior tenían de nuestras políticas. España es una potencia europea autodegradada durante esta legislatura hasta lo más hondo de los países con menor calidad democrática de la Unión y al que siempre deben corregir. Nuestro país tiene la capacidad de ser una potencia y poder participar como una voz autorizada en todo lo que tenga que ver con el futuro y defensa de la UE.

Los españoles ya deben estar cansados de estas actitudes. El desgaste de los miembros del PSOE de este Gobierno de coalición por luchas tan absurdas, hace que muchos españoles pidan a los dos grandes partidos un Gobierno que evite la vuelta de Podemos y la entrada de Vox, alineados ambos en contra de los valores de cooperación occidental. De este modo nos evitaremos cierto tipo de debates innecesarios y agresivos que, como hemos visto, ningún favor hace a nuestro país.

Editorial: ¿Es posible una política objetiva?

La votación en el Congreso del decreto de reforma laboral es una fiel representación del problema de fondo y forma que tiene el proceder actual de la política española. Mientras la ‘vieja mayoría’ que ha sostenido al Gobierno de coalición hasta la fecha no termina de disolverse, la conformación de una mayoría amplia que rompa la actual dinámica, no termina de nacer. De hecho, el intento de escenificar la capacidad del PSOE de tejer nuevas alianzas más transversales se ha saldado con una votación caótica y un resultado de un sólo voto de diferencia que provocará un conflicto jurídico en las próximas semanas.

FUENTE: EFE

Más allá del resultado que se produzca en el trámite de enmiendas como proyecto de Ley, la clave son los escenarios que han rodeado a la votación y los partidos, los cuales tienen ante sí una situación en la que la estrategia política se torna fundamental en los próximos meses. ¿Sería posible ver una política objetiva? Es evidente que con la cuestión de la reforma laboral ha brillado por su ausencia.

Ni las posiciones a favor ni en contra han valorado con objetividad qué cambia y qué no esta reforma con respecto al marco regulatorio establecido en 2012 y que se ha ido modificando con los pronunciamientos de los tribunales en la última década: convenios colectivos centralizados, ultraactividad, desaparición de la temporalidad, subcontratas, formación… 

Es indudable que la búsqueda de consensos y alianzas amplias entre políticos representantes de los españoles, sindicatos y patronales es no sólo deseable sino obligada. Sin embargo, no puede darse el mismo valor político a un acuerdo refrendado por una amplia mayoría de las Cortes que un pacto llevado por la mínima y con serias dificultades de implantación. O lo que es peor: el intento de minusvalorar el papel del Congreso para que no tocara el texto pactado.

La confluencia de todos estos factores señalados indica la dificultad de una transición urgente de los apoyos de los partidos extremos a una alianza que vaya más allá de la suma de 185 o 190 diputados que ha conseguido el Gobierno de coalición en estos dos años de mandato. En este marco, irrumpe con fuerza el papel de un bloque conformado por partidos minoritarios que han ido entrando y saliendo del bloque de investidura: Más País, Compromís, PdeCat, Partido Regionalista Cántabro, Coalición Canaria, Nueva Canarias y Teruel Existe.

Si a ello se añade el posible papel de Ciudadanos como sustituto del apoyo de ERC al Gobierno, el escenario en vez de objetivarse se hace más complejo. En el caso del bloque de investidura, los socios más fuertes del Gobierno no han visto satisfechas sus demandas para con el texto de la reforma y han decidido votar que no. Esta decisión por parte de los aliados políticos (e interesados) del Gobierno deja muy tocado a Moncloa, ya que peligra la aprobación de más medidas hasta el final del mandato al tratarse de una de las reformas más ‘importantes’ del Ejecutivo y una de las grandes promesas de coalición.

Con la polarización y la búsqueda de objetivos puramente electoralistas por parte de los partidos, es complicado analizar los pros y los contras de esta reforma. Esta podría haber sido una gran oportunidad para los partidos liberales de hacer bloque y tratar de separarse de los extremos iliberales cambiando la dinámica de apoyos del Gobierno. En primera instancia Ciudadanos no se juntaría con Unidas Podemos y lo ha hecho apelando a la responsabilidad de la negociación con los agentes sociales y asegurando a España 12.000 millones de euros de Europa por su aprobación. 

Todo esto forma parte de la estrategia política electoral, ya que dentro de poco habrá elecciones generales y todos los partidos se están preparando para este contexto. Previo a la votación y por cómo se han mostrado estos partidos, se puede vislumbrar un poco sus intenciones en este sentido: El PSOE, tratando de atraer a partidos de diversas ideologías para tratar de aglutinar a sus votantes en Sánchez; Unidas Podemos, presentando a Díaz para unos comicios en los que llegaría vendiendo una super reforma cuando es más bien descafeinada; Ciudadanos, tratando de recuperar el centro político mostrándose para pactar con derechas e izquierdas; Partido Popular, mostrándose contrario al Gobierno en cualquier tema para mostrarse como única alternativa al actual Gobierno; y Vox, que no cambia su forma de actuar viendo que su forma de actuar le está aupando en las encuestas. 

Ahora toca ver si tras lo vivido el jueves 4 de febrero en el Congreso, los incentivos de los partidos (y, en especial, del socio mayoritario de la coalición) cambian hacia una mayor objetividad del debate. Es probable que cierto movimiento en esta dirección se produzca conforme las presiones de los socios europeos se incrementen hacia un mayor grado de cumplimiento de los compromisos adquiridos al recibir los fondos europeos.