
Más militares, más enemigos y más Estados Unidos. La nueva Alianza que emerge de la cumbre de la OTAN en Madrid vislumbra un mundo mucho más impredecible y confrontado que 12 años atrás, según la estrategia acordada para los próximos diez años.
FUENTE: EFE
Rusia pasa de considerarse un socio estratégico a una “amenaza directa”, China es descrita como un “desafío sistémico” por primera vez en la Historia y Europa ve el mayor despliegue de tropas desde la Guerra Fría (más de una tercera parte, estadounidenses). Lo que es indudable es que han escenificado una Alianza Atlántica más unida, fortalecida y ampliada.
La primera jornada de la cumbre dejó una sorpresa de última hora cuando Turquía levantó el veto sobre la adhesión de Suecia y Finlandia tras semanas de bloqueo. Ello ha permitido que la organización invita formalmente a ambos países a adherirse, en una decisión histórica por parte de dos naciones con una larga tradición de neutralidad, y que añade 1.300 kilómetros de frontera entre la Alianza y Rusia. Esto, beneficia directamente a estos países, que tendrán un refuerzo en caso de que la guerra entre en sus fronteras
En el caso de Rusia, hace 12 años, la OTAN reconocía a Rusia como un “socio estratégico”; sin embargo, el texto nacido en Madrid con la guerra de Ucrania como telón de fondo la Alianza señala a este país como la “más significativa y directa amenaza” para la seguridad de los aliados y la paz y la estabilidad en el territorio transatlántico. “No podemos descartar un ataque a la soberanía e integridad territorial de los aliados”, prosiguen los líderes en su nuevo concepto estratégico.
La organización militar prepara el mayor despliegue de tropas a Europa desde la Guerra Fría para, en unos meses, tener en alerta más de 300.000 militares (frente a los 40.000 actuales) dispuestos a actuar bajo el mando de la OTAN. La mayoría de tropas serán destinadas a los países de la frontera Este, desde Estonia (norte) a Bulgaria (sur). La mayoría de soldados serán entrenados en sus países de origen, pero “listos para actuar ante cualquier amenaza” -dijo el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg- y ser desplazados allí donde sea necesario en un plazo de tres días.
Por primera vez en la historia de la OTAN, China es presentada como una amenaza. La región del Indopacífico será una de las nuevas vías geoestratégicas de la Alianza para frenar las ambiciones políticas, económicas y militares de Pekín, a la que se considera ya un “desafío sistémico”, según establece el concepto estratégico. Para frenar esas ambiciones, la OTAN y varios países clave de la región, como Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda (que por primera vez han asistido como invitados a una cumbre aliada), han afianzado en Madrid sus relaciones geoestratégicas.
Mientras unos miran al Este, las preocupaciones de España (y el apoyo de Italia) se centran en las amenazas de la frontera Sur. Madrid ha instado a sus aliados de la OTAN a considerar un papel más importante para la alianza en el norte de África y el Sahel. De hecho, por primera vez, la Alianza ha incluido a la región del Sahel como una zona que “afecta directamente” a la seguridad de la OTAN y de todos sus aliados.
La Alianza ha incorporado un nuevo supuesto a instancias del Gobierno de Pedro Sánchez que consiste en “preservar la soberanía y la integridad territorial de todos los aliados ante cualquier agresor”. “En un contexto de competencia estratégica -afirma-, mejoraremos nuestra conciencia global para conseguir disuadir, defender y responder en todos los territorios en línea con nuestro objetivo de los 360 grados”, reza la estrategia.
Avances hacia una ‘autonomía estratégica tutelada’
Esta reunión no hace más que reafirmar la hegemonía de Estados Unidos en la OTAN, la idea está clara: los enemigos de EEUU son los enemigos de Europa, Rusia y, sobre todo, China. El triunfo de la Administración norteamericana es enorme, el fracaso de la Unión Europea histórico y el éxito de China especialmente significativo. El Imperio Medio consigue una retaguardia geoeconómica y energética decisiva, iguala poder estratégico-nuclear con el país de Biden y, lo más importante, gana tiempo para construir alianzas, definir escenarios y fortalecer su complejo militar, tecnológico y científico.
Como ya hemos hablado en más de una ocasión, Europa y España necesitan ganar autonomía con respecto a Estados Unidos. Sin embargo, esta autonomía supone ganar margen de maniobra pero de forma ‘tutelada’ por Estados Unidos. No somos más que un aliado geoestratégico de contención con Rusia y China. La OTAN se creó en su momento por los americanos para evitar que Europa pudiera ser aliada de Rusia y en cambio, con el tiempo, la subordinación ha ido en aumento.
En el caso de España, independientemente de Europa, el refuerzo de la vigilancia de la frontera sur prometida por Biden, no es más que ceder competencias con los americanos para protegerse en un momento de máxima tensión con nuestros vecinos del sur. La OTAN crece, se expande, se refuerza, se amplía, aumenta el gasto en defensa y, de la misma manera, se solidifica la hipótesis de la autonomía estratégica tutelada de la Unión Europea.