Más prudencia con la política presupuestaria

La semana pasada, el Ejecutivo presento el proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2023 con la peculiaridad de ser el de mayor gasto público de la historia de nuestro país. Previsiblemente será aprobado en la Cámara Baja, no sin antes algunos ajustes presumiblemente provenientes de los socios de la coalición

FUENTE: EFE

Este Presupuesto puede tener mayor importancia de lo normal, y es que el calendario de las próximas elecciones generales puede hacer que se ejecute no solo en 2023, sino que se prorrogue hasta 2024, por lo que serían unas Cuentas con virtualidad bianual. 

Sorprende que en la actual situación el Gobierno se centre en incrementar el gasto muy por encima del crecimiento nominal de la economía, mientras en Europa sobrevuelan los fantasmas de las pasadas crisis. Berlín, París y Roma miran con miedo al cielo en la actual situación económica internacional, apostando por unas políticas de gasto público mucho más austeras después de navegar a merced de las políticas monetarias del BCE, inundando de liquidez el sistema. Una política expansiva que ha fomentado la inflación actual, que es la gran amenaza de la prosperidad europea. 

Ahora el BCE puso en marcha, con mucho retraso, una política monetaria restrictiva que choca frontalmente con las políticas presupuestarias expansivas que ha venido alentando Bruselas y que nuestro país ha suscrito sin miramientos. En este contexto, donde el último informe del Banco de España describía esta semana con tintes mucho más dramáticos, el Gobierno acaba de presentar su proyecto de Presupuestos, unos PGE demasiado expansivos que ignoran nuestro contexto por completo, porque, digámoslo, no son los Presupuestos que España necesita y que le vendrían bien al país en estos momentos, sino los que convienen a la coalición para tratar de ganar la reelección a finales del próximo año. 

El problema de las Cuentas es que la previsión sobre la que se sustentan sea creíble. Solo 24 horas antes de aprobarlos, la vicepresidenta económica ya rebajó esa previsión de crecimiento al 2,1% del PIB. Pero apenas 24 horas después, el Banco de España desautorizó ese dato, al fijar su propia previsión en el 1,4%, siete décimas menos, y aún menos el FMI con un 1,2%. Unas pocas décimas en el ‘Libro Amarillo’ es mucho dinero.

En consecuencia, las estimaciones de ingresos no financieros contenidas en el proyecto son papel mojado. la reducción del crecimiento es muy importante, porque significa no solo que vas a crecer menos, y por tanto vas a recaudar menos, sino que no vas a crear empleo, al contrario, con lo que ello significa en términos de recaudación. De modo que el capítulo de ingresos está inflado y normalmente serán inferiores, incluso muy inferiores, a pesar del efecto de la inflación y de los fondos Next Generation. 

Con los gastos ocurre lo contrario. Unas prácticas particularmente llamativas en el caso de las cuentas de la Seguridad Social, con ingresos sobreestimados para poder hacer frente a la enorme cuantía del gasto reconocido. Y para dar dinero público primero hay que quitárselo al contribuyente. Pensionistas, trabajadores públicos (la masa salarial del Estado supera los 25.000 millones) y rentas del trabajo inferiores a 21.000 euros son los grandes beneficiarios de esta política.

Cuadrar esas cuentas va a ser tarea difícil. Y si no cuadran, seguiremos aumentando la deuda pública que, antes o después tendremos que pagar. Será bueno que no nos instalemos en el pan para hoy hambre para mañana. 

2 comentarios

  1. A. Javier dice:

    Totalmente de acuerdo. Qué tal reducir gastos superfluos, como las últimas dádivas de PS en la ONU, e ir parando la contratación de asesores y financiación de chiringuitos. Es imperdonables el gastar año tras año más de lo que se recauda.

  2. Jose Carlos Herrero dice:

    Vivo en Canadá y con intranquilidad observo las maniobras del gobierno de España por intentar seguir en el poder a pesar de lo que la población necesita: austeridad y compromiso.

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