Algo más que un presupuesto autonómico

El pacto presupuestario entre el PSC y ERC es algo más que un presupuesto autonómico: es un último intento por racionalizar la política catalana aun teniendo en el Gobierno a personas manifiestamente incapaces en los técnico y profundamente sectarias en lo político. 

Mientras se produce (o no) una revolución sociológica que permita acabar con la mayoría independentista en el actual parlamento catalán, los partidos no nacionalistas cuentan con un espacio muy acotado y con un elevado nivel de incertidumbre a la hora de ejecutar pactos que permitan poner en marcha las políticas necesarias en Cataluña. Es lo que sucede con el PSC y su líder Salvador Illa.

Es evidente que a Illa no le han puesto las cosas fáciles y los independentistas siempre que pueden hacen daño al Gobierno central incluso cuando éste se ‘porta bien’ con ellos (entiéndase la expresión). Pero aquí ha surgido una oportunidad política que no debe perderse. Dado que sacar adelante los Presupuestos catalanes para 2023 es el principal objetivo de la Generalitat, y que eso no es posible sin un apoyo tácito o explícito en la votación del principal partido de la oposición, es el momento de que el PSC imponga todo aquello que es imprescindible para evitar que Cataluña siga ahondando su propio agujero económico, político y social.

El pacto alcanzado entre el PSC y ERC, el cual ahora tiene que materializarse en partidas muy concretas y calendario de proyectos legislativos, abre una puerta que genera muchas incomodidades, no pocas insatisfacciones y en la mayoría de los casos un alto nivel de escepticismo. Ahora bien, mientras no se produzca un cambio electoral de raíz, los partidos no nacionalistas tendrán que seguir gestionando un campo de minas que ni sus propios votantes entenderán en muchas ocasiones. Tanto al PSC como al PP les ha ocurrido en numerosas ocasiones en los últimos años, y su cercanía al nacionalismo les ha hecho cometer graves errores. Pero ahora, la situación es distinta tanto por el cambio de composición del poder como por el grado de deterioro político e institucional al que ha llegado Cataluña.

En los Presupuesto hay más temas de interés, como el macrocomplejo de Hard Rock en Salou o la ampliación del aeropuerto de El Prat; pero el posible referéndum anunciado por el presidente de la Generalitat Pere Aragonés en su discurso de fin de año es la cuestión más primordial y anómala de estas cuentas. El proceso de ingeniería social del independentismo continúa. Pero como ya pasó durante el último intento de escisión, el sueño y votación de la República de Cataluña pasa por el dinero público. Dinero de unas Cuentas que aún tienen que pasar por el Parlament. Aragonès asegura que la Generalitat en 2023 va a volver a la agitación y la propaganda, que es lo que mejor saben hacer los soberanistas con el dinero público.

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