
La credibilidad de Pedro Sánchez y su Gobierno ha sufrido un grave declive en lo que llevamos de legislatura, entre otras cosas, debido a sus concesiones a los independentistas.
La última noticia que ha enfadado a numerosos líderes socialistas tiene que ver con la reforma del Código Penal para eliminar el delito de sedición y rebajar el de malversación Ha sido el manchego Emiliano García-Page el primero en alzar la voz de esta forma y de una manera tan pública a Sánchez.
Este tipo de crítica ha sido la gota que ha colmado en un PSOE en silencio desde la llegada de Sánchez Ferraz para liderar el partido, un silencio institucional en el que el líder no dejaba espacio para la crítica hacia sus decisiones. Se ha rodeado de su equipo de Gobierno y se ha olvidado del partido y de su democracia interna. No es el primer mal gesto de García-Page contra las decisiones de Sánchez en el marco de la Constitución. Siempre ha sido el trato hacia Cataluña y los regalos del presidente hacia este territorio dejándose llevar por los independentistas.
El presidente manchego no es la única voz desde dentro del PSOE, hace pocas semanas fue Joaquín Leguina el expulsado por Sánchez del partido. Pero hace falta que en el PSOE se muestre la crítica interna como en todo partido democrático, y más con la tradición de un partido importantísimo en el desarrollo de nuestro país.
Así, barón socialista se suma a los más críticos con la reforma de los delitos de sedición y malversación, al asegurar que no es tolerable pactar con los delincuentes su propia condena, mientras el Gobierno prioriza la búsqueda de soluciones en Cataluña en los que la situación no ha cambiado en el territorio.
Este atropello legislativo permitirá que se produzca una declaración de independencia como la anterior y que esta no sea delito. Por su parte, la enésima contradicción hipócrita de Unidas Podemos, el partido que iba a acabar con las desigualdades y ha terminado por dar tratos de favor a quienes menos lo merecen, aprobaba sin remilgos una reforma que abarata la corrupción.
Por ello es más necesario que nunca que, para que la democracia funcione correctamente, es necesario que exista una crítica interna adecuada en el PSOE hacia el Gobierno de Pedro Sánchez y su falta de liderazgo y abandono respecto al partido. A pesar de que algunos miembros de este consideran que la crítica interna es perjudicial para la unidad del PSOE, es necesario recuperar la moderación y mejorar una toma de decisiones que promueva el debate democrático, al menos dentro del partido. Esto permitiría no sólo identificar errores y corregirlos, sino también dar voz a la distancia existente entre los afiliados y la actual dirección.