
Miguel Bosé se define como “negacionista y con la cabeza alta”. Vivimos periodos de sin sentido y ya no solo ocurren en lo que rodea a la política, los discursos como el del cantante basados en nada, pero discutiendo todo lo que no tenga que ver con sus razonamientos son lo normal en la oratoria negacionista; que si Bill Gates nos va a meter un chip con las vacunas, que si el virus no existe y multitud de sandeces más que no hacen ningún bien a las personas que han vivido en sus propias carnes la pérdida de un ser querido, o los efectos de virus.
En un momento del programa ‘Lo de Évole’, le propusieron al cantante hablar con un científico, después de haber pasado la entrevista menospreciando los conocimientos de su entrevistador, que defendía simple y llanamente la existencia del virus como la puede defender cualquiera que no tenga una base científica suficiente como para desarrollar su hipótesis. Para Miguel Bosé no existían hipótesis, todo lo que decía eran verdades absolutas, hasta que claro, una vez le dijeron que hablarían con un científico de las teorías cuartomilenistas del artista él se echó para atrás y dijo que no tenía tanto conocimiento como para debatir con un profesional.
El negacionista trata de convencer al que es como él, intenta implementar su discurso sobre el de un profesional hablando de fuentes donde consigue la información y que en ningún momento son reveladas, básicamente porque no existen. Si realmente esto fuese posible lo sabría mucha más gente antes que Miguel Bosé, lo que pasa es que se le escucha por ser quién es, aunque no estemos de acuerdo con él le vamos a escuchar y quizás alguien se pueda creer las mentiras de este hombre. Como población debemos huir de este tipo de discursos que no favorecen más que la irresponsabilidad de las personas que realmente creen una falacia, perpetrada hasta cierto punto desde los medios de comunicación por darle cabida e ignorada por la comunidad científica por no ser más que un discurso tras unas copas de más en el bar de la esquina.
Miguel Bosé estaba deseando hablar del tema, su opinión era un eco dentro de la opinión pública y ha podido defenderla sin que nadie se lo llevase por delante; es más, él fue el que con la fiereza y agresividad que empleó para con la defensa de su negacionismo amedrentase al entrevistador, que en ciertos momentos se le vio un poco desbordado por una situación que previamente se pudo haber imaginado.
Es entendible que el tema, a nivel empresarial y económico, sea una golosina por la controversia que existe alrededor de él, pero la responsabilidad de los medios de comunicación es la de no alimentar más el miedo de una población cansada de la pandemia, sobreinformada en el tema de las vacunas y volátil, porque una situación así acaba con la paciencia de la gente y, como en la política, es más fácil caer en los discursos extremistas cuando la situación agota a la población. Los medios de comunicación deben ser una herramienta y no una trampa en el camino.
Buscar el término APOFENIA. Por ahí va el asunto.