TODOS SOMOS IGUALES, PERO UNOS MÁS QUE OTROS

Cerramos la primera semana de marzo habiendo descendido notablemente en el ranking de vacunaciones global. El problema de una mayor rapidez en la inmunización de la población no está sólo en España, sino que es un rasgo característico de la estrategia de vacunación de la Unión Europea con respecto a otros países que van mucho más avanzados como es el caso de Estados Unidos, Reino Unido o el líder indiscutible que ya ha vacunado a casi todos sus ciudadanos: Israel.

FUENTE: EFE

La importancia de determinadas industrias estratégicas como es el caso de la farmacéutica y el control de la producción y almacenaje de los principios activos y otros insumos vitales, se revela más importante que nunca ante situaciones como la actual. Mientras Reino Unido ha administrado 31,82 dosis por cada 100 habitantes al cierre de esta semana, las grandes economías del euro como España, Alemania, Italia y Francia han aplicado entre 7,13 (el caso de Francia) y 8,68 (el caso de España), según los datos que recoge Statista. 

Pero no sólo es un problema para Europa (y, en particular, para España) la lentitud en el ritmo de vacunación. También lo es la forma en que se está vacunando, donde están proliferando multitud de casos de fraude dentro de algunas instituciones para saltarse los protocolos marcados desde Sanidad para la vacunación. No es un problema de siglas, ya que se está viendo que es un problema general de uso fraudulento de los medios públicos que pone en riesgo la campaña de vacunación y el acceso de la población con mayor riesgo, que es la que se está vacunando en estos momentos. No sería tolerable que no puedan recibir la cura lo antes posible por culpa de las actitudes individuales irresponsables de unos políticos que se aprovechan de su cargo, los cuales deben abandonar sus cargos y sus responsabilidades dentro de la política.

Los españoles ya estamos cansados; si bien sabemos que la política es necesaria para el avance de la sociedad, la clase política no está dando la talla por ninguno de los frentes que hay abiertos en este momento, que no son pocos, poniendo en riesgo a la población. Estos políticos se han olvidado de su papel, que no es otro que trabajar por mejorar la vida de sus gentes, atendiendo a sus necesidades y no a los intereses propios. Últimamente cuesta verlo así y parece que es exactamente lo contrario.

Necesitamos políticos responsables y con vocación que, de verdad, busquen solucionar los problemas de España, independientemente de la agrupación política que representen. Para el sociólogo alemán Max Weber, el político ha de mantener su postura entre una ‘ética de convicción moral’ y una ‘ética de responsabilidad’. La convicción moral se refiere a las creencias internas inquebrantables que un político debe sostener. La responsabilidad es la necesidad diaria de usar los medios de Estado de una manera en la cual se preserve la paz para un bien mayor que es el progreso: esto es ser político.

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