
La catástrofe natural ocurrida en La Palma durante este último mes deja muchas preguntas en el aire y muchas necesidades en distintos organismos para evitar que situaciones como esta se vuelvan a gestionar de una forma tan tardía, y más contando que esas erupciones ya se esperaban después de semanas de actividad sísmica continua en la isla.
Fuente:EFE
Tras el panorama que se vivió en la capital de España en enero de este año con la borrasca Filomena, a lo que se suman otros acontecimientos de alto poder destructivo vividos en los últimos meses y años, debe mover a la reflexión de los organismos públicos para articular planes de gestión de catástrofes que vayan más allá de lo que actualmente se hace, evitando paralizar la vida de las zonas afectadas y poder estar preparados de forma previa a que ocurran sucesos que, a día de hoy, son relativamente fáciles de detectar a través de los distintos mecanismos tecnológicos con los que contamos en la actualidad.
Según distintos medios, el Gobierno se encuentra preparando un plan específico para cubrir los daños que esta catástrofe cause en La Palma, pero es necesario hacer una revisión a la Ley del Sistema Nacional de Protección Civil, porque ha quedado claro durante este año que no funciona y no cubre bien las actuaciones en caso de situaciones límite como el volcán de la isla y la borrasca Filomena. El Ejecutivo debe ponerse manos a la obra y preparar una regulación que pueda comprender todas las situaciones que se pueden dar para poder cubrir de la forma más profesional estas situaciones.
Este plan debe estar ligado a un buen sistema de previsión de estos sucesos para que gobiernos y empresas tengan la capacidad de anticiparse lo necesario. Para ello, existen sistemas, tanto públicos como privados, que pueden ser el mayor aliado para poder solventar estas situaciones. Programas como el Sentinel 2 (pareja de satélites que forma parte del sistema Copernicus EMS) pueden ser de gran ayuda. Este es el sistema puesto en marcha por la Unión Europea y su agencia espacial (ESA), un instrumento que ha sido rápidamente ‘invocado’ por los servicios de Protección Civil. Todo, con el objetivo de seguir la pista al magma volcánico, así como a los efectos secundarios que deje a su paso camino al mar. Copernicus es un programa que, en resumen, proporciona información y referencias geoespaciales en situaciones como esta o en otro tipo de catástrofes naturales.
Tras casi un mes, continuamos con una situación de máximo riesgo y las nuevas grietas no paran de expulsar lava. Esto ha provocado nuevas evacuaciones, superando ya las 6.800 personas según apuntan distintos medios de comunicación, y no se descarta que en los próximos días haya que sacar a más gente de sus casas. Planes de prevención y regulación de estas situaciones podrían haber ayudado y adelantado estas labores de evacuación antes de dejar a las personas en un riesgo para sus vidas. En general, la actuación de protección civil en la movilización de distintos núcleos poblacionales a espacios seguros ha sido un éxito y, en este caso, la posibilidad de herramientas para poder variar la dirección de la lava es totalmente nula. La posibilidad de mayores refuerzos en los primeros compases de la catástrofe, hubieran dado un mayor aire a todos los voluntarios y profesionales que se vieron desbordados durante los primeros días.
Ahora, tocará ver como desde el Gobierno y los organismos europeos se compensa a los afectados por el volcán de La Palma. Miles de personas que lo han perdido todo: sus hogares, sus trabajos, cultivos y animales que eran su forma de vida y una cantidad incalculable de recuerdos que se funden al paso de la lava. La movilización de recursos económicos será esencial para poder empezar de nuevo y tratar de devolver el optimismo a una población devastada por los efectos de esta catástrofe. Los palmeros se recuperarán y volverán más fuertes que nunca.
Estaría bien que también se concienciases a la población sobre las construcciones ilegales. Y lo difícil que va a resultar a sus propietarios pedir ayudas ya que no se habrán podido asegurar. También concienciar de que UNIDOS somos más fuertes. En las islas ha calado fuerte el mensaje disgregador y de crítica a la pertenencia al Estado.