La regeneración política que debemos de exigir la sociedad civil

En nuestro país necesitamos una regeneración tanto de  políticos como de partidos..

Necesitamos políticos que tengan una serie de valores que se han perdido hace ya muchos años.

Políticos que conozcan la realidad del mundo profesional y laboral, que no se limiten a visitar los barrios, los  mercados o las fábricas solo 15 días antes de las elecciones para intentar arrancarles el voto a los ciudadanos, con mítines que son meros planteamientos demagógicos.

Por lo que respecta a los partidos políticos en general y a los que gobiernan en particular

Necesitamos en general:

Partidos que defiendan la instauración de listas abiertas en las elecciones, en contra de las actuales cerradas y bloqueadas, que potencian el servilismo y la ausencia de voces críticas que fomentan que  la supervivencia de los políticos en próximas listas y su permanencia a perpetuidad o para futuros destinos “dorados”, dependa  precisamente de ese comportamiento servil y sumiso.

Partidos de los que no sintamos vergüenza ajena,  cuando los vemos actuar en las sedes parlamentarias tanto del Estado como Autonómicas o Locales, en las que  los debates que celebran no se ejerce una adecuado control a la acción del Gobierno, ni los que gobiernan  tampoco responden adecuadamente a las cuestiones que se les plantean sobre su gestión, ni al rendimiento de responsabilidades por sus acciones u omisiones,  sino que los debates  suelen convertirse en  un cruce de descalificaciones  en  los que  el grueso de los  parlamentarios más bien parecen palmeros aplaudiendo de pie a sus líderes en cada una de sus  intervenciones, siempre que haya una televisión retransmitiendo el “espectáculo” .

Partidos que dejen de auto-clasificarse de izquierdas, progresistas, de derechas, de centro, anticapitalistas, liberales, socialdemócratas, comunistas, conservadores, etc. cuando ni ellos mismos saben definir exactamente estos conceptos y  ni siquiera muchas de sus actuaciones se corresponden con los idearios que dicen defender.

Partidos que dejen  de usar como argumento para definir, atacar o desprestigiar a los otros partidos adversarios, llamarles   de forma despectiva, fascistas, ultraderecha, ultraizquierda, populistas etc.

Partidos que ante las crisis económicas o las pandemias como la que estamos padeciendo, dejen al lado sus diferencias y sean capaces de aunar esfuerzos mediante gobiernos de concentración, para  juntos levantar el país.

En cuanto a los Partidos a los que les corresponde gobernar

Necesitamos Gobiernos  que se dediquen a equilibrar el gasto público y reducir la desorbitada deuda pública que cada año aumenta  de forma desmesurada:

  • El año 2020 se ha cerrado con 1311 billones de Euros de deuda pública, que supone un aumento de 122.439 millones de euros con respecto al año anterior y que corresponde al 117,1 % del PIB, y que por tanto  acarrea el peligro que en un futuro no muy lejano nuestro hijos y nietos vean como el Estado no pueda  costear actividades esenciales como la sanidad y la educación, los subsidios de paro o las pensiones.

Pero esto les importa poco a los actuales gobernantes estatales, autonómicos y locales, para los que no existen en sus programas y actuaciones, estrategias  de medio o largo plazo que no sean pura demagogia, ya que en general su máxima preocupación son acciones a corto plazo encaminadas a captar el máximo de votantes, conseguir ganar las próximas elecciones y consolidar su poder.

Ante las crisis económicas la solución demagógica que  implantan los gobernantes, es la subida de impuestos para salir de ellas, cuando lo primero que tendrían que abordar sería equilibrar el gasto público  y no me refiero a realizar recortes en Sanidad ó Educación, sino recortar de forma drástica entre otros, el gasto en la contratación de  altos cargos y asesores políticos tanto del Estado como de las Autonomías.

  • En altos cargos colocados por el Estado se pagaron en 2019, 36,45 Millones de €, y cerca de 50  M de € en asesores. En la actualidad en plena pandemia y con una brutal crisis económica  y laboral, hay cientos de asesores contratados, con  personas procedentes en muchos casos de los partidos que  forman parte del Gobierno o de compromisos particulares, que posiblemente costarán este año más de 65 M de €, a los que hay que añadir el coste de los asesores de los diputados del Congreso y del Senado , a todos estos hay que sumar los asesores y altos cargos que están contratados en los Gobiernos de las diferentes Comunidades Autónomas, en las que existe una gran número y con opacidad de los costes totales que representan,  a los que habrá que añadir las contrataciones de libre designación y de altos cargos de Diputaciones , Consejos Comarcales y  Ayuntamientos.
  • Estas empleados que cobran sueldos públicos, a diferencia de los funcionarios públicos que han tenido que pasar unas oposiciones y se les exige unos estudios adecuados para ejercer las funciones que se supone que deben de desarrollar, son en muchos casos, personas que no se les contrata por criterios objetivos de formación y experiencia  profesional, sino simplemente por criterios de afinidad política ó por parentesco familiar sin superar la mayoría de las veces ningún tipo de proceso de selección, sino que son contratados a dedo. Personas que cobran muchas veces salarios muy por encima de los 100.000 € y que por su Curriculum salvo en raras excepciones,  nadie se atrevería a contratarlos en empresas privadas para asumir responsabilidades o asesoramientos similares ni mucho menos con los salarios que perciben

Cuando lo lógico es que estos puestos fueran desempeñados por los funcionarios públicos que ya existen y que cuentan con la suficiente preparación para desarrollar estos cometidos y que además garantizarían la neutralidad y eficiencia de las instituciones públicas.

  • En definitiva los partidos políticos cuando gobiernan, en este aspecto se podrían considerar como agencias de colocación.

Otro aspecto que deberían  abordar los partidos en el poder, debería ser la reducción de la denominada”Administración paralela”, formada por  un entramado de cientos de organismos, entes, fundaciones, asociaciones y empresas públicas.

  • Solo empresas publicas hay más de 2.200 en todo el país  cuyos altos cargos son también cubiertos en muchas ocasiones a dedo por los partidos que están en los diferentes  órganos Gobiernos del  Estado, Autonómicos o Locales, para que  dirijan las empresas públicas que dependen de ellos, en muchos casos sin tener experiencia en el ámbito o sector en el que están encuadradas y sin tan siquiera tener la experiencia necesaria en dirección de empresas, pero eso si cobrando unos sueldos desorbitados.

Pero también ocurre lo mismo por ejemplo con las casi 900 Fundaciones públicas.

En total el número de entes públicos supera los 5300 en España, sin que en muchos casos esté clara la utilidad, necesidad o eficacia  de la función que realizan y todos directa o indirectamente con cargo a los presupuestos Generales del Estado y en definitiva costeados por los ciudadanos con sus impuestos.

También podemos sumar a ellos el coste de las estructuras duplicadas entre el Estado y las Comunidades Autónomas, como pueden ser los defensores del pueblo ,la cooperación internacional,  los tribunales de cuentas, estadística, política exterior y un largo etc. , por no hablar de los casos que estas estructuras están hasta quintuplicadas(Estado, Autonomías , Diputaciones, Consejos comarcales y Ayuntamientos).

Todo este conjunto de entes y cargos públicos constituyen unas agigantadas y sobredimensionadas estructuras para sostener el sistema político del país, muchas de ellas prescindibles, con unos costes millonarios y sueldos desorbitados.

En cualquier caso, las que sean estrictamente necesarias, deberían  de regirse en su funcionamiento por los criterios empresariales de eficacia y eficiencia, y que se establezca un sistema independiente que realice el  control de la gestión, la auditoría de sus cuentas  y la exigencia de responsabilidades ante gastos innecesarios, desorbitados o inversiones ineficientes y que a la menor sospecha de casos de corrupción, lo pongan de inmediato en conocimiento del sistema judicial.

Todo ello sin contar el entramado de millonarias subvenciones que se conceden a fundaciones, asociaciones o entidades, que pertenecen o son afines a los partidos políticos, ó subvenciones directas  o encubiertas como  gasto en publicidad institucional a medios de comunicación privados  con el ánimo de controlar el llamado cuarto poder, sin olvidarnos del derroche de dinero en las televisiones públicas,

Controlar el gasto público, es un aspecto  tan importante como el de la generación de  ingresos mediante impuestos, así como la transparencia en su gestión, porque el dinero público a diferencia de lo que ha dicho algún político, si que tiene dueño y es el ciudadano el  que lo aporta con sus impuestos y por tanto tiene derecho a exigir control y trasparencia en su gestión

En definitiva los ciudadanos nos merecemos unos políticos diferentes a los actuales, sin privilegios, sin sueldos vitalicios en ningún caso, sin retiros dorados en consejos de administración de empresas públicas o participadas del Estado, o en organismos internacionales, simplemente por pertenecer al partido político.

Nos merecemos políticos con adecuada formación y experiencia profesional que les capacite para las funciones que realizan, que respondan permanentemente a los ciudadanos de su gestión y así debemos de exigirlo la sociedad civil.

En resumen  necesitamos Partidos Políticos cuya finalidad primordial sea el mantenimiento y mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos, con una gestión eficaz, eficiente y transparente, de los medios que los ciudadanos ponemos a su disposición.

Federico Aránega Alvarez

1 comentario

  1. A. Javier dice:

    Muy deseable y alejado de lo que tenemos actualmente. No perdamos la esperanza y luchemos por ello. Nada de chiringuitos, ni mentiras descaradas en campañas electorales. Si no se cumple lo prometido es fraude democrático, y se debería tener un mecanismo para revertir el voto y el resultado.

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