
Cataluña elegirá un nuevo parlamento autonómico el próximo 14 de febrero.
Ante esa cita electoral, ‘La España que Reúne’ pide a sus amigos catalanes el voto para los partidos que se reclaman de la Constitución; también pide que con las mayores precauciones personales se acuda a votar. El voto presencial será fundamental. Han pedido esta opción 280.000 votantes sobre los casi 4.400.000 electores que ejercieron el sufragio en diciembre de 2017. Un 7% o un 8% de voto por correo no será determinante para el resultado electoral.
Esta petición de participación y voto no nos impide el manifestar nuestra tremenda preocupación por la situación en la que se celebran estos comicios.
La fecha de las elecciones es fruto de una condena por inhabilitación al presidente de la comunidad y el rechazo a acatarla por los partidos independentistas. Los partidos que representaban una mayoría suficiente para formar un nuevo ejecutivo, no presentaron un candidato alternativo, por lo que la aceptación de esa situación por las demás agrupaciones y una convocatoria por defecto legal, que luego se ha intentado retrasar a voluntad y ha tenido que ser restablecida por recurso judicial, no son de ninguna manera los trámites por los que debe de incurrir en la convocatoria de unas elecciones, que se celebran contra la opinión de más de un 65 % de los ciudadanos de Cataluña, según encuestas sociológicas solventes.
Se anuncia una escasísima participación electoral. Los catalanes, a los que se les ha hecho, en ocasionesfiguradamente y en otras con claridad impúdica, corresponsables del despropósito que se vive en Cataluña, expresan así su cansancio, su alejamiento de los protagonistas políticos, que llevan irremediablemente a Cataluña a un periodo de postración política, empobrecimiento económico y decadencia cultural. Las fintas electorales, los cambios de candidatos y sobre todo la oferta electoral engañosa, cuando no falsa, colaboran en el fortalecimiento de la causa abstencionista. Estos comicios se producen en un momento en el que los programas electorales, los argumentos para pedir el voto, han perdido total credibilidad. Los ejemplos de conculcación reciente de promesas electorales son lacerantes. El elector constitucionalista observa como se ofrece una cosa, la contraria y una tercera con absoluto desparpajo; y contempla atónito como se le amenaza apocalípticamente, con el miedo como arma de persuasión, con que, si los partidos independentistas suman mas de un 50 % de los votos escrutados, se desencadenará una nueva sedición; sin que tal consecuencia sea rechazada con la máxima energía por los partidos políticos y el propio Estado.
En ese sentido, La España que Reúne no puede dejar de condenar la aprobación por el PSOE en el Parlamento de una moción presentada por uno de los partidos independentistas, en la que instan al Ejecutivo a negociar y dialogar sobre temas claramente inconstitucionales, que amenazan la ruptura de la nación y en el marco que sustituye al Congreso de los Diputados, expresión de la soberanía nacional.
La España que Reúne no puede dejar de denunciar que ese diálogo margina a los catalanes constitucionalistas y la ciudadanía española no representada en el gobierno de coalición y también a los propios electores del PSC que acuden a las urnas a votar en contra de las candidaturas independentistas.Esa mesa no solo conculca los derechos de los ciudadanos no representados en el Gobierno de coalición y de los catalanes no representados en ese posible futuro gabinete independentista; también disminuye los atributos de todos los españoles, partidarios o no de ese Gobierno.
No olvidamos otras sombras de ilegalidades, inmoralidades y manipulaciones que se arrojan sobre el próximo 14 de febrerp. El intento de retrasar las elecciones a voluntad, la concesión del tercer grado a los presos independentistas y el anuncio del recurso de la fiscalía en diferido, al parecer para no entorpecer la inmoralidad e ilegalidad de la participación de unos presos en campaña que afirman “lo volveríamos a hacer” no se pueden ignorar. Tampoco se puede obviar la sospecha, para muchos una evidencia, de que las decisiones del ministro de Sanidad hayan podido estar condicionadas por su condición de candidato a la presidencia de la Generalidad. Mientras otros países europeos modulaban nuevas restricciones y confinamientos ante datos más livianos que los nuestros, aquí el ministro candidato ejercía de cronista; negando nuevas medidas ante el agravamiento de la situación y arrojando la responsabilidad sobre las comunidades autónomas que reclamaban nuevos medios de actuación.
La España que Reúne denuncia también la manipulación electoral a través de la intoxicación demoscópica.El CIS, antaño prestigioso organismo de análisis sociológico, se ha convertido en un martillo electoral con dinero público que sube y baja las expectativas de los partidos según conveniencia. Se ha convertido en un actor político partidista de inducción electoral. Negaba el ministro su candidatura y ya estaba el CIS manipulando. Surgen encuestas no controladas que arrojan otra proyección electoral y el CIS innova con un tracking a medida que no tiene más objetivo que mantener al PSC como primera fuerza e intentar generar un efecto de arrastre.
De la misma forma La España que Reúne, en total disonancia con los postulados políticos que propugna el partido VOX, condena la violencia verbal y física que se ejerce consentida y orquestadamente contra su candidatura.
Pedimos el voto y la participación contra los partidos independentistas que quieren romper nuestra constitución y nuestra nación, y contra los iliberales que deterioran la esencia y calidad de nuestra democracia. Pedimos el voto a favor de la Constitución y de la Nación. Los catalanes ya demostraron pacifica y valerosamente su determinación de seguir siendo catalanes, españoles y europeos en manifestaciones incontestables; ahora por encima del embarramiento político, de la pobreza argumental, de la falta de ideas; deben mostrar de nuevo su compromiso con Cataluña, con España, con la libertad y la pluralidad, votando a partidos de corte constitucional.