Editorial: Lo que es, lo que parece ser y lo que debería ser la moción de censura

La moción de censura es un instrumento constitucional de la máxima relevancia con un fin muy concreto: quitar y poner Gobiernos con el apoyo de la mayoría de la Cámara como representante de la soberanía nacional. Es un acto muy especial ya que sobre la base de la ‘censura’ de la labor del Gobierno actual se presenta una alternativa ejecutable desde el mismo momento en que la moción prospere y se ponga en marcha el mecanismo vigente para la investidura del nuevo presidente. 

Hasta aquí la definición de lo que es una moción de censura. Obviamente, el resultado puede ser favorable o desfavorable para quien la plantea en función de los apoyos parlamentarios con los que cuente al comienzo de la sesión de las Cortes y si durante la sesión se producen cambios relevantes en el sentido del voto o bien tras escuchar los discursos, réplicas y contrarréplicas, o bien por otros motivos tácticos o estratégicos desde el punto de vista político.

Sin embargo, muy distinto es lo que parece ser la moción de censura registrada por el grupo parlamentario Vox. El tercer partido con más representación política en España por número de escaños conseguidos en las últimas Elecciones Generales utiliza por segunda vez esta vía para manifestar el desacuerdo con las políticas puestas en marcha por el actual Gobierno de coalición.

En términos puramente formales, volver a utilizar este instrumento constitucional convierte durante unas pocas horas a este partido en el centro de la discusión política en sede parlamentaria sin tener que recurrir a tácticas publicitarias, mediáticas o de confrontación dentro de la Cámara para llamar la atención de la ciudadanía. Durante este lapso de tiempo, Vox adquirirá una posición más destacada que la que los ciudadanos le han dado con su voto, lo cual de primeras ya debería suponer un plus de responsabilidad.

En este sentido, a diferencia de la primera moción, en ésta Vox ha cambiado de estrategia escogiendo como candidato alternativo a la presidencia del Gobierno (en caso de que la moción prosperase) a un catedrático emérito de Economía que cuenta con una amplia trayectoria y conocimiento entre las generaciones anteriores y contemporáneas al baby-boom, pero con un conocimiento muy escaso entre los jóvenes: el profesor Ramón Tamames. Buscar perfiles protagonistas de la Transición no sólo es un bien sino una obligación moral llegados al estado de deterioro al que hemos llegado del régimen del 78. 

Pero aquí llega verdaderamente lo que es esta moción de censura. No hay más que hilar las declaraciones y hechos de los últimos días de los dirigentes de Vox, las reacciones por parte del PP y las opiniones vertidas por el PSOE. El segundo partido de la oposición persigue un objetivo muy parecido al que tuvo Pablo Iglesias y su moción contra el Gobierno Rajoy en 2017: impulsar a su líder Santiago Abascal y buscar un efecto recuperador en las encuestas tras la pérdida de posiciones demoscópicas frente al PP. Para hacer una crítica medianamente creíble, tienen que servirse de la autoridad con la que el profesor Tamames puede censurar la acción de Gobierno. 

La pregunta es muy sencilla: ¿era ésta la mejor vía para manifestar el descontento y las pulsiones de cambio en el Gobierno de España? En vísperas de unas Elecciones municipales y autonómicas, y con un horizonte de máximo 10 meses para celebrarse las próximas Elecciones Generales, existen vías más adecuadas, empezando por la propia electoral. La lección que probablemente dará el profesor Tamames al presidente Sánchez podría darla perfectamente en otro marco, incluso parlamentario, pero sin arriesgarse a encabezar una operación de difícil explicación y gestión posterior.

Precisamente, la proclividad al riesgo que Abascal y su grupo están teniendo con esta moción se acerca a la estrategia que Sánchez adoptó con la única moción de censura exitosa que ha existido en Democracia: la que derrocó al Gobierno Rajoy. No hay en esta moción de censura una estrategia de gestión posterior, no hay una alternativa seria, razonable y creíble para la mayoría social española. No podemos arriesgarnos a seguir el mismo camino que emprendió Sánchez y que nos ha llevado al punto en que estamos ahora.

Vox ha registrado una moción de censura que no pretende más que generar una cobertura mediática que, a día de hoy, ha ido perdiendo y que busca recuperar con esta acción. El movimiento en vísperas de unas elecciones municipales y autonómicas no parece ser el movimiento más acertado, a sabiendas de que no va a llegar a ninguna parte.

Todo ello con el respeto debido a quien es memoria viva de España y porque la opinión pública no toleraría que se humillase al profesor Tamames por su avanzada edad. ¿De qué sirve una moción de censura a menos de diez meses de unas elecciones generales?

Que Sánchez no merezca gestionar un Gobierno es un clamor, como lo es la necesidad de Vox por recuperar una iniciativa perdida desde el intento de Olona de triunfar en las elecciones de Andalucía, razón por la que Núñez Feijóo habrá de cuidarse especialmente de las andanzas del partido de Santiago Abascal. 

Y es que es necesario valorar qué le puede hacer a un PP que ya ha dicho que se va a abstener porque otra cosa no puede hacer.  El verdaderamente dañado en este caso es el PP que se mueve entre la necesidad de distanciarse de la extrema derecha y la oposición al Gobierno en vistas del inicio del periodo electoral.

Vox ha conseguido no sólo perder la credibilidad política que como partido le podía quedar, sino que también ha levantado una cortina de humo que ha desviado la atención del Caso Mediador, uno de los casos de presunta corrupción más irreverente de los últimos tiempos. Abascal le ha dado a Sánchez un motivo perfecto para agrandar la bola de la moción de censura mientras se calman las aguas en torno a Ferraz. Ahora sólo queda esperar y ver cuándo se convoca el pleno porque eso nos dará una idea del uso que Sánchez le va a dar a esta moción de censura de la que no saldrá salpicado.

2 comentarios

  1. A. Javier dice:

    Impresionante que el PP deba alejarse de VOX mientras el PSOE-Pedro S. se abraza a populistas de extrema izquierda, separatistas y demás ralea España va muy mal. Cada vez más radicalizada. Gestores y no utópicos es lo que necesitamos. Las ensoñaciones cada uno en su casa.

  2. José dice:

    Que el PP se abstenga dice mucho de la política a seguir de Feijó, lamentablemente el PP se ha convertido poco a poco, se ha quitado la carta, en pelele de PSOE, no hace nada que pueda molestarle, le tiende la mano, en fin, PP=PSOE hambre y miseria.

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