
Esta semana, un grupo de 33 premios Nobel de Economía y otros 20 destacados economistas publicaron un artículo en el que defienden a Andreu Mas-Colell, economista catalán y exconsejero de Economía de la Generalidad. Mas-Colell es uno de los 40 implicados en un procedimiento del Tribunal de Cuentas que busca recuperar dinero público supuestamente malversado en la promoción internacional del procés entre 2011 y 2017.
(FUENTE: EFE)
En el texto compartido por este grupo de intelectuales, muestran su preocupación por uno de los economistas españoles más respetados a nivel internacional, habiendo sido profesor en Berkley y catedrático en Harvard, dos de las más prestigiosas universidades a nivel mundial. Estos economistas ponen en valor las aportaciones de Mas-Colell a la economía y muestran su enorme preocupación por la posibilidad de que le sean embargados sus bienes para subsanar el dinero malversado en la causa del procés.
Es evidente que estos economistas conocen el valor intelectual de Mas-Colell, pero obvian su implicación en una causa de gran importancia para el Estado español. Se debe separar las capacidades de una persona sobre sus acciones y en este caso no se está haciendo. Entendemos la preocupación de sus colegas por el futuro de un amigo, pero en ningún caso esta carta puede funcionar a modo de presión para proteger frente a los contrapesos legítimos de un Estado de Derecho a Mas-Colell, que es un ciudadano más. Muchas personas en distintas situaciones sufren los prejuicios de circunstancias semejantes y no por ello se les defiende de forma distinta: no se puede permitir que la opinión intelectual tenga más valor que un texto judicial y una posible sanción administrativa.
Los firmantes del escrito, muy apoyado por algunos colegas de profesión por redes sociales, no tienen porque conocer los actos de exconsejero de Economía catalán y aun así defienden su inocencia y la integridad de este y más, cuando los firmantes en su inmensa mayoría son extranjeros y no tienen por qué conocer los entresijos políticos de nuestro país con respecto a la cuestión catalana.
Este texto se apoya principalmente en la ausencia de cargos presentados por el Tribunal de Cuentas hacia Mas-Colell, lo que no significa que él fuese el máximo responsable del dinero público de Cataluña entre 2011 y 2017, aparte de defender de forma pública su defensa de la causa independentista con la más absoluta firmeza. Por tanto, será el Tribunal de Cuentas, a partir del 29 de junio, quien determine su verdadero papel en este proceso abierto.
Todos recordarán las intenciones de Mas-Calell en octubre de 2014, y quien no las recuerde, se lo refrescamos con este fragmento de la pieza de la periodista de El Mundo, Leyre Iglesias. “Palacio de Westminster, 22 de octubre de 2014. El consejero catalán de Economía y Conocimiento, Andreu Mas-Colell -bigote blanco, gafas, aire de intelectual-, toma la palabra. No es ningún desconocido para la élite académica anglosajona. Tampoco su inglés es deficiente. En la Cámara de los Comunes, envuelto en el aura del economista español de más prestigio, dibuja un panorama asfixiante. Habla de agravios económicos; cuenta que Cataluña fue anexionada por Castilla en 1714; defiende la consulta secesionista que Artur Mas ha convocado para el 9 de noviembre… Y avisa: el «último recurso» de Cataluña será un «ejercicio de soberanía» respecto a España, sin poner en riesgo su continuidad en la Unión Europea… «Solo nos defendemos de un ataque en toda regla», dice.”
Es por esta intervención, que el Tribunal de Cuentas tiene más que suficiente para, por lo menos, abrir una investigación hacia el exconsejero de Economía, responsable de los Presupuestos de la Generalidad. Por tanto, será la resolución de este caso lo que finalmente condicione el futuro de Mas-Colell.
Abducido por el mito, con semejante CV bien podía haber sabido las consecuencias de sus actos. Se ve que manipular no les resulta ajeno, y eso han hecho, los “Nobeles” han tragado el anzuelo. El Estado debería haber escrito y dado a conocer esta entrada en el blog de leqr. Gracias por estar atentos.