
Una de las figuras clásicas en la política española es la del ‘valido’, aquél poderoso consejero del gobernante que en muchas ocasiones llega a eclipsar al propio mandatario. estructuración del Gobierno de Pedro Sánchez, en la que fulminó de manera sorprendente y, en algún caso, sin habérselo comentado a alguno de sus ministros. Sorprende algún ministro que se mantiene en su papel, como puede ser Marlaska, pero sobre todo la ausencia de Iván Redondo como mano derecha de Pedro Sánchez. Un claro movimiento que pretende tocar varios palos dentro de todo el ecosistema de Gobierno y dentro del PSOE.
Empecemos por el final, por la despedida de Redondo. En la pequeña nota que dejó en la puerta de su despacho dejó un enigmático mensaje que nos hace pensar sobre el ‘por qué’ de su salida. “A veces en la política, como en la empresa, como en la vida; además de saber ganar y saber perder hay algo mucho más importante: Saber parar. Muchas gracias por todo, ha sido un honor. Nos volveremos a ver”, reza la pequeña nota.
Leyendo entre líneas, hay una frase que aclara bastante lo que ha pasado. Ese “saber parar” arroja mucho más de lo que parece. Iván Redondo quería irse desde antes del acuerdo con Podemos para la investidura de Sánchez. Según algunos medios de comunicación, Sánchez le ‘convenció’ para seguir un poco más y poder negociar un gobierno con la formación de pablo Iglesias para sacar adelante un Gobierno. Llegados a este punto, Redondo, a sabiendas de la remodelación de Sánchez, aprovechó para escapar con una oferta de ministro en su mesa.
El futuro de Redondo estaría ligado ahora a América Latina, donde podría ejercer de consultor en algún país del continente tras su paso por el Ejecutivo español. Entre las otras opciones planteadas desde el cuarto poder se le relaciona también con una vuelta a la sombra tras un trabajo bien cobrado durante estos años con Pedro Sánchez.
Por otro lado, este movimiento puede hacerle un favor a Sánchez dentro del PSOE, donde la ejecutiva del partido había pasado a un segundo plano tras la llegada del consultor y el líder socialista ha perdido mucho respeto en el interior de Ferraz. Esta estrategia habría sido planteada por Redondo para tratar poder relajar a Sánchez, que querría, como hemos comentado, garantizar su continuidad con la oferta de un ministerio. Este podría haber sido el recambio de Marlaska al frente de Interior, del que se dice que no llegó a ocurrir por falta de candidatos competentes a los que recurrir.
Con esta posibilidad de recuperar la confianza de los suyos, la salida de la mano derecha de Sánchez en el Ejecutivo habría sido mucho más fácil y por eso el tono sosegado y de despedida de la nota de Redondo. Para Sánchez, el poder recuperar la confianza de sus propios compañeros de partido tras haber dado la espalda a la ejecutiva, era una asignatura pendiente prácticamente desde que entró como líder del partido en el Congreso.
Los intereses de Redondo siempre han estado ligados a su ego, ya lo están viendo ahora, tanto desde el Gobierno como desde dentro del propio PSOE, donde se le acusa de estar filtrando información a periodistas le acusan para dar su propia versión de la crisis de Gobierno. Como decíamos, en el seno del Partido Socialista se celebra la salida de la mano derecha de Sánchez durante tres años, al que acusan de haber vendido a los periodistas que fue él mismo quien había solicitado a Pedro Sánchez abandonar sus responsabilidades en el Gobierno.
Por el contrario, desde el PSOE, dicen que el asesor quería hacerse con el cargo que dejaría Carmen Calvo y que actualmente ocupa Félix Bolaños. Lo que realmente pase aquí no lo saben más que Sánchez y Redondo, ya que entre ellos fue la conversación final. O uno de ellos tiene un grave problema de egocentrismo, o el otro es un mentiroso compulsivo; también creemos que ambas opciones pueden ser las correctas.
Yo voto por la B: “ambas opciones pueden ser las correctas”.